Testimonios de militares señalan responsabilidad del subteniente Muñoz
La audiencia contra el subteniente Raúl Muñoz, acusado de doble acceso carnal violento y triple homicidio agravado por el caso de los niños y niñas de Tame, programada para el 1 y 2 de diciembre de 2011, fue suspendida porque el Ejército no colaboró para que los testigos militares solicitados por parte de la Fiscalía comparecieran al juicio a pesar de las reiteradas peticiones del Fiscal del caso. De 16 testigos citados solamente concurrieron cuatro.
En la audiencia de juicio oral realizada el 1 de diciembre de 2011, los cuatro militares que declararon y que hacian parte de la compañía militar que lideraba el Subteniente Muñoz Linares, indicaron que efectivamente la mamá de la niña de 13 años, fue ante los militares a poner al queja por lo sucedido con su hija, sin embargo, no se realizó ninguna investigación para identificar o sancionar al responsable y por el contrario, se impartió la orden de «continuar con la marcha» ignorando la denuncia de la comunidad. Una importante denuncia fue hecha por uno de los militares, al señalar que la Defensa del Militar intentó chantajearlo.
Igualmente, los soldados que dieron su testimonio, coincidieron exactamente con lo dicho anteriormente por la niña de 13 años y su primo menor respecto a la hora, implementos que portaba el Subteniente Muñoz Linares cuando se separó del pelotón militar y posteriormente ocurrió la violación de la niña de 13 años en la vereda Flor Amarillo en zona rural de Tame, Arauca, el 2 de octubre de 2011.
Al cierre de la audiencia que fue suspendida por la ausencia de los demás militares llamados a dar su testimonio, el Fiscal del caso, Víctor Julio Lozano Labrador hizo un fuerte señalamiento a la falta de colaboración del Ejército Nacional para gestionar con celeridad y compromiso el llamado a comparecer de 16 de sus miembros, «citamos a 16 militares, de los cuales llegaron cuatro», señaló el Fiscal, a la vez que hizo un llamado a la institución a dar pronta respuesta efectiva a las solicitudes que se le hicieron para facilitar la participación de los militares citados.
La continuación de la audiencia se realizará el jueves 2 de febrero de 2012.
Así lo afirmó un testigo en el proceso contra el subteniente Raúl Muñoz Linares, señalado de ser presunto responsable de la violación de dos menores en Arauca y el homicidio de una de ellas, junto a sus dos hermanitos.
Un año después de que tres menores (hermanos) fueron encontrados muertos en una fosa común en una vereda de Tame (Arauca), se conocen nuevos detalles.
En el juicio que se adelanta uno de los testigos de la Fiscalía, quien era soldado del mismo pelotón de Raúl Muñoz Linares, aseguró que después de los hechos abogados de Muñoz lo buscaron. Según él, para ofrecerle viajes, plata y traslados a cambio de información.
El testigo además señaló que el día 14 de octubre el subteniente Muñoz se alejó del pelotón. «Iba con su arma de dotación y un machete», dijo. Destacó Señaló que casi tres horas después regresó. «Estaba completamente mojado».
Ante la pregunta del fiscal del caso, Víctor Lozano, sobre cuál era la situación climática del momento, el soldado aseguró que no recuerda que hubiera llovido, pero sí subrayó que Muñoz llegó tan mojado como si se hubiera sumergido en una piscina.
Durate la misma diligencia la Fiscalía presentó a cuatro testigos más, quienes coincideron en el relato, según el cual el subteniente se alejó del pelotón en dos oportunidades.
La primera el 2 de octubre (fecha en que una mujer campesina denunció que su hija había sido violada) y el 14 del mismo mes, día en que desaparecieron tres hermanitos, que luego fueron encontrados muertos, metidos en una fosa común.
Los testigos, aclararon, sin embargo que así como Muñoz el día en que se ausentó llevaba un machete, era normal que el resto de los uniformados, por las condiciones de vegetación de la zona, cargaran dentro de su equipo una herramienta de estas.
Los nuevos testimonios que se conocen en este proceso permitieron a la defensa de las víctimas mostrar ante el juez del caso cómo las fechas en que ocurrieron los trágicos hechos concuerdan con la desaparición, sin explicación, del subteniente Muñoz, así como con sus cambios en el comportamiento.
Todos los testigos recordaron que el subteniente, una vez regresó de su ausencia de más de dos horas, se mandó a cortar el pelo y se bañó.
La próxima diligencia judicial por este caso se llevará a cabo en febrero del 2012, será entonces el momento en que la defensa de Muñoz presente los testigos de su parte, dentro de los que se encuentra un presunto desmovilizado.
Raúl Muñoz fue acusado por la Fiscalía como presunto responsable de la violación de dos menores en Arauca y el homicidio de una de ellas, junto a sus dos hermanitos.
El fiscal pidió pena máxima para el procesado y aseguró que el ente acusador demostrará que el 2 de octubre del 2010 el subteniente, portando su uniforme y armas, entró a la finca El Capricho (en Tame, Arauca), donde se encontraba la niña de 13 años cocinando en compañía de un primo, y a la fuerza sacó a la menor de la vivienda, le vendó los ojos y la violó.
Así mismo, el fiscal afirmó que también se demostrará que el 14 de octubre el subteniente llegó sobre las 3:30 p. m. hasta la finca Las Palmas con un machete y un fusil, momento en que los menores desaparecieron, y tiempo después fueron hallados muertos en una fosa común.
Testimonios hunden a teniente acusado de violar niñas en Arauca
Los testimonios de sus propios compañeros y subalternos en la Brigada Móvil 5, de Arauca, serán usados por la Fiscalía contra el teniente Raúl Muñoz para demostrar sus misteriosas ausencias en los días y horas en los que fueron agredidas sexualmente dos menores, una de las cuales fue asesinada con sus dos hermanitos hace poco más de un año.
El cabo tercero Luis Octavio Cachala dijo en el juicio en contra de Muñoz, en el complejo de Paloquemao en Bogotá, que el 2 de octubre del año pasado, día en el que fue violada la primera víctima, el uniformado se ausentó del campamento con el argumento de que «iba a hacer un registro».
«Salió entre 7 y 8 de la mañana con un radio y lo volví a ver a las 3:30 (p.m.)», relató el suboficial, tras aclarar que en dos ocasiones intentó comunicarse con Muñoz, pero este no contestó. «Cuando salió, tenía el pelo normal, y cuando lo volví a ver se había peluqueado y pidió permiso para bañarse», dijo el cabo.
De acuerdo con el segundo testigo militar, prosiguieron con las operaciones y se desplazaron a la zona de Caño Temblador, sitio de la segunda violación y de los crímenes. «Allá llegamos el 9 de octubre para abastecernos y pasamos cerca de una casa».
El cabo Carlos Mario Narváez, integrante de la compañía Antorcha Dos, recibió la denuncia de la mamá de la primera menor violada e informó a sus superiores. «Ella me dijo que la niña fue violada a un kilómetro y medio de la posición en la que se encontraba la unidad», admitió. Sostuvo que frente a la denuncia, la instrucción fue «tener cuidado de que el caso no fuera una trampa de la guerrilla».
El 14 de octubre, cuando ocurrió el nuevo crimen (la violación y el asesinato de Yenny Torres, de 14 años; y la muerte de sus dos hermanitos, Jimmy, de 9; y Jefferson, de 6), Muñoz se volvió a ausentar del campamento entre las 12 y las 2 de la tarde, horas en las que, según los peritos de la Fiscalía, se cometió el crimen. «El teniente Muñoz no estaba en el campamento…, yo lo busqué por todas partes y no lo encontré. Después, un centinela me dijo que había salido», dijo el cabo Cachala.
El cabo Urdieles relató que ese día le llamaron la atención a Muñoz por ausentarse sin permiso. «Cuando volvió estaba mojado, sudado y sucio. Yo le pregunté dónde estaba y me dijo que por ahí cerquita». Agregó que no es normal que en zona roja, como en la que se encontraban, un uniformado saliera solo.
‘Sabía que estaban solos’
«Mínimo salíamos de a seis hombres armados y con radios», dijo el cabo. El cabo Narváez señaló que en uno de los registros de la zona, poco antes del brutal crimen, la tropa pasó por la casa de los tres niños asesinados. «En ese sitio estuvimos cinco minutos y ellos nos dijeron que estaban solos porque el papá estaba trabajando y la mamá los había abandonado. Esa novedad se le informó al teniente Muñoz», dijo el testigo.
La defensa del militar cuestionó que la dificultad del terreno no habría permitido al uniformado desplazarse en un corto tiempo al sitio en el que se encontraban los menores. El cabo Cachala respondió que para un civil sería difícil el desplazamiento, pero para un militar no.
Enfatizó que los militares tienen prohibido tener novia en las zonas de operación. Según Muñoz, tuvo relaciones consentidas con las víctimas y jamás las atacó. Los uniformados ratificaron que en ambos casos Muñoz fue quien atendió a los familiares de las víctimas, cuando llegaron a presentar las denuncias.
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