Conflicto armado vulnera acceso a la educación de las niñas
En el conflicto armado las niñas en particular viven diversos tipos de exclusión y victimización basadas en género por lógicas patriarcales y adultocentristas que invisibilizan o silencian las formas de victimización hacia ellas.
Los niños y las niñas en medio de la guerra viven múltiples afectaciones en sus relaciones, cuerpos y proyectos de vida, pero sobre todo, el conflicto armado reduce la posibilidad de nuevas maneras de vivir lejos de la violencia.
Las niñas en medio de estos territorios donde se desarrollan conflictos armados son violentadas al interior de sus hogares como fuera de ellos, por diferentes actores desde los más cercanos – familiares- hasta los actores armados legales o ilegales. Por eso se hace urgente reconocer y visibilizar las realidades de las niñas y los niños en medio de contextos de guerra pues la realidad colombiana es crítica en términos de la garantía del desarrollo integral para la infancia.
Educación y guerra
El más reciente informe de seguimiento de Educación para Todos en el mundo, presentado por la Unesco a comienzo de 2011, señala una «realidad encubierta» como titula el informe, refiriéndose a las afectaciones de la guerra en los niños, niñas y jóvenes de países en conflicto armado, enfocado en el derecho fundamental de la educación. Lea el informe Una crisis encubierta: conflictos armados y educación
Este documento da cuenta de las situaciones sistemáticas de los contextos en conflictos armados en donde la disminución o desproporción de los recursos asignados para el gasto militar frente a la asignación de recursos para la educación. En este sentido, el informe afirma que «en el mundo hay 21 países en desarrollo que gastan más en armamento que en la escuela primaria. Si recortaran su gasto militar en un 10%, esos países podrían escolarizar a 9,5 millones suplementarios de niños y niñas privadas de la escuela»
Este adelgazamiento presupuestal de los recursos para la cobertura y calidad educativa de los niños y las niñas, tiene grandes impactos a corto y largo plazo tanto para una comunidad como para la sociedad en general.
En el caso colombiano, por ejemplo se incrementó en la última década el gasto militar para la ampliación de efectivos y unidades operativas como policía, fuerzas militares, armamento e instrumentos técnicos para inteligencia militar, de manera que si en el 2002 se gastaba el 4,6% del Producto Interno Bruto del país en estos asuntos, en el 2009 el aumento fue del 5,2%, lo que afecta sensiblemente los recursos para la educación y en general para la agenda social del país, como lo denuncia el X Informe de la mesa de trabajo Mujer y conflicto armado publicado en 2010.
Las escuelas en medio de los territorios en conflicto armado
Las escuelas rurales en medio de territorios en pugna tienen otras afectaciones además de lo presupuestal para calidad y cobertura educativa, pues en medio de las confrontaciones los riesgos aumentan por ocupación de escuelas por parte de los diferentes grupos armados legales o ilegales o simplemente por el desarrollo de confrontaciones cerca a las escuelas.
Muchas veces las estrategias de guerra involucran estos espacios consagrados para la promoción de la socialización y conocimiento tan importante para los niños y las niñas como parte del combate, es decir como trinchera o como espacio para el descanso, vulnerando gravemente la vida de los civiles y especialmente la de los niños y las niñas y convirtiéndose en un factor para desertar o no permanecer en las actividades escolares. Así lo denunció en Colombia el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en su informe de 2010.
En departamentos como Arauca y Nariño, especialmente en zonas rurales, se suman otros riegos para los niños y las niñas en medio del conflicto pues persiste el uso de minas antipersona en donde las cifras de menores víctimas de estas explosiones son preocupantes. Estos factores de riesgo hace que las familias identifiquen como amenaza para la infancia las minas antipersona y las municiones sin explotar, sobre todo en los traslados de los hogares a las escuelas, lo que muchas veces se convierte en una limitación para la permanencia o continuidad de los niños y las niñas en los procesos educativos.
Estos y otro factores como la pobreza, desplazamiento, estigmatización por vivir en determinadas zonas y falta de espacios de recreación y uso buen uso del tiempo libre son algunas de las vulneraciones a las que se ven expuestos los niños, niñas y adolescentes y que son factores que muchas veces facilitan el reclutamiento de menores a grupos armados o la vinculación de diferentes formas a las dinámicas del conflicto.
Al respecto, reitera el informe de la Unesco, la educación en contextos de guerra se ve afectada de múltiples maneras por los diferentes actores tanto por fuerzas gubernamentales y no gubernamentales que toman como blancos de ataque a escolares, maestros, civiles y escuelas, en donde la impunidad en la mayoría estos delitos queda evidente.
Las niñas: las más afectadas en medio del conflicto
La situación de las niñas en su derecho a la educación sigue siendo una preocupación dadas las desigualdades que persisten en la permanencia de ellas en su proceso educativo en medio de territorios en confrontación. Esta realidad atenta contra el desarrollo de las capacidades de las niñas y su autonomía, ubicándolas en una alta vulnerabilidad. Al respecto de las desigualdades entre niños y niñas el informe de Educación para todos de la Unesco afirma que «más del 40% de los niños y niñas del mundo que no van a la escuela viven en países afectados por conflictos armado. En esos mismos países se registran algunas de la mayores desigualdades entre los sexos y algunos de los niveles más bajos de alfabetización de todo el mundo».
Los conflictos armados no sólo agudizan las desigualdades en el acceso de la educación, sino en otros derechos pues las niñas especialmente viven en sus cuerpos las afectaciones de esta guerra, en donde los patrones de dominación son exacerbados por la militarización de los territorios y en donde la violencia sexual es un arma de guerra.
Pilar Aquino en su ponencia sobre Violencia sexual como Arma de Guerra durante el Encuentro de Teólogas del Tercer Mundo realizado en 2009 en Bogotá expuso como la violencia sexual a mujeres y niñas especialmente en el marco del conflicto armado se usa por diversas razones «como medio para desafiar prohibiciones impuestas por determinado grupo que tenga el control territorial, sea este legal o ilegal; para transgredir roles de género; para utilizar sus cuerpos y personas como blanco útil para la humillación del enemigo. En términos generales, se busca la tortura, el castigo como forma de persecución. También la violencia sexual como arma de guerra se usa de forma colectiva y sistemática para expulsar y desplazar a los habitantes de un territorio, para aterrorizar, humillar e intimidar».
Recomendaciones para garantizar la educación
El informe sobre la «crisis encubierta» reconoce por lo menos cuatro ámbitos en los que la acción internacional debe enfocarse para avanzar en el restablecimiento del derecho a la educación de niños y niñas en medio de contextos de guerra.
En primer lugar, señala la Unesco, se debe reconocer como principal tarea el cese de las violaciones a los derechos humanos, como la crisis central de la educación en los países afectados por el conflicto.
En segundo lugar, es fundamental replantear los recursos asignados para la guerra y para las ayudas humanitarias teniendo presente la importancia de no descuidar el sistema educativo. De los recursos para las ayudas humanitarias en la actualidad el 2% aproximadamente de tales fondos se designan al sector educativo en medio de crisis con el fin de mantener los sistemas educativos, por ello es importante insistir en incluir la educación como elemento fundamental en la ayuda humanitaria.
En tercer lugar, se indica la crisis que enfrenta de ausencia de mecanismo con los que cuentan los países después de conflicto para la construcción de la paz y el lugar fundamental que tiene la educación para actuar en este sentido. En tercer lugar, potencializar la educación como parte fundamental en la construcción de la paz, por tanto será necesario fortalecer una educación que promueva el diálogo intercultural y el respeto mutuo.
Por otro lado, quedan diversos desafíos en términos de la garantía del bienestar integral de las niñas en medio del conflicto, no sólo en el fortalecimiento de la educación como derecho fundamental del desarrollo y la autonomía tan necesaria para la equidad de género, sino que además frente a la violencia sexual en el marco de la violencia socio política es necesario fortalecer la perspectiva de esta en el Derechos Internacional de los derechos Humanos y una infracción al Derechos Internacional Humanitario.