El cuarto poder en contra de la paz
Con el tiempo, una prensa mercenaria,
demagógica, corrupta y cínica,
crea un público vil, como ella misma.
Joseph Pulitzer.
Los medios de comunicación son sistemas técnicos y tecnológicos, creados y utilizados para producir y transmitir información de manera masiva, sea esta de tipo político, cultural o económico y, deben regirse bajo principios éticos de pertinencia, veracidad e imparcialidad, que permitan moldear en los receptores una opinión crítica, reflexiva y propositiva frente a algún tema. La comunicación, es un derecho fundamental en cualquier democracia, sea entendida como liberal, participativa, deliberativa, consensual o radical y, es una responsabilidad de los estados, construir e implementar políticas públicas que garanticen su democratización. Sin embargo, en Colombia los medios hegemónicos de comunicación, pertenecen a los conglomerados económicos, los que finalmente deciden, qué y cómo se comunica; en gran medida, a favor de sus intereses particulares.
En el siglo XIX el editor periodístico y pionero del “infotainment”, Joseph Pulitzer-, de origen húngaro-, trazó lo que podríamos considerar la línea ética del periodismo. Su legado es invaluable, ya que su enfoque por la verdad, la exposición pública de la corrupción, la defensa y promoción de los derechos humanos, sentaron los cimientos para la construcción de un periodismo investigativo, imparcial y objetivo, siempre en procura de la justicia y la libertad de expresión. Sin embargo, tras el pasar del tiempo, el ejercicio periodístico ha roto esa línea ética y se ha convertido en un escenario de opinión, relegando su capacidad investigativa y analítica, para dedicarse a enjuiciar, promoviendo titulares con tal emocionalidad, que lo único que develan es para quien están trabajando y no precisamente para aportar a la verdad, ni a la construcción de paz, por el contrario, son medios de agitación, desinformación y sabotaje.
A lo largo de las guerras que ha vivido la humanidad, el papel de la prensa ha sido protagónico, por ello, es importante recordar a Joseph Goebbels, jefe de propaganda de Hitler en la Alemania Nazi; su meta, asegurar que el mensaje nazi se comunicara con éxito por medio del arte, la música, el teatro, la cinematografía, los libros, la radio, los materiales educativos y la prensa, para inculcar en los ciudadanos y soldados alemanes, que los judíos, eran no solo subhumanos, sino también, peligrosos enemigos del Reich alemán y por ello, la necesidad y legalidad de su exterminio.
Reza el artículo 20 de la Constitución Política de Colombia de 1991, que “se garantiza a toda persona la libertad de expresar y difundir su pensamiento y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, y la de fundar medios masivos de comunicación. Estos son libres y tienen responsabilidad social. Se garantiza el derecho a la rectificación en condiciones de equidad. No habrá censura”. Amparados bajo este derecho, periodistas, políticos, funcionarios públicos, instituciones del Estado, influencers y ciudadanos, se han escudado para construir y posicionar información falsa, imprecisa o manipulada, en contra de los procesos de construcción de paz en Colombia.
En agosto del año 2014, mientras se llevaba a cabo el proceso de paz entre el Gobierno Nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – FARC EP –, dicha guerrilla habló por primera vez de la urgencia de construir un acuerdo que permitiera la democratización de los medios de comunicación para la paz. Al respecto, el investigador, defensor de derechos humanos y sacerdote jesuita Javier Giraldo Moreno, dirigió una carta abierta a la entonces mesa de diálogos, recomendando la elaboración prioritaria de un nuevo marco legal para el acceso a la información y la comunicación libre, como una condición básica que permita el acceso a la verdad, ya que en Colombia, afirma el investigador, “los grandes medios de comunicación fabrican mentiras y calumnias de grandes proporciones, de alcance sistemático y de efectos letales”. Aquella afirmación la vimos materializada en las campañas construidas y difundidas por grandes medios, como la creada en el marco del plebiscito por la paz del año 2016, donde un poco más de la mitad de los colombianos que votaron, se manifestaron en contra del acuerdo suscrito entre el gobierno Santos y las FARC-EP, gracias precisamente a una campaña de miedo y desinformación protagonizada por esos medios hegemónicos.
Artur Romeu, director para América Latina de Reporteros Sin Fronteras, afirma que “en la historia reciente, los gobiernos han, de alguna manera, instrumentalizado debates legítimos sobre la democratización de los medios”, favoreciendo en su particularidad, a aquellos afines a sus políticas, los cuales se encargan de desinformar, manipular, tergiversar, condenar o amenazar cualquier tipo de expresión comunicativa que ponga en riesgo su narrativa. Consecuencia de ello, para el año 2023, Colombia se posicionó como uno de los cinco peores países en temas de libertad de prensa en el continente, reafirmando el alto riesgo para ejercer este derecho/oficio.
La construcción de paz en Colombia es un tema frágil, por ello la importancia de una comunicación asertiva que evite dar lugar a titulares como “Paz Total: ¿Fracaso total?”, El fracaso de la «paz total», que muestra como verdad incontrastable la pérdida de apoyo en la opinión pública e incitan a la ciudadanía a estar en desacuerdo con los esfuerzos de construcción de paz, haciendo incluso llamados a levantar las mesas de diálogo con actores armados, en especial con el ELN e insistir en una derrota militar, esto, pese a la demostrada disminución de las tasas de homicidios, secuestros y confrontación armada, devaluando además los esfuerzos e importancia de llevar alivios humanitarios a los territorios más afectados por la violencia sociopolítica y que sufren con mayor rigor los efectos del conflicto.
Con todo, aunque existe una campaña mediática de desprestigio, no todos los medios de comunicación siguen este juego, por el contrario, existe un gran respaldo por parte de los medios alternativos, los que finalmente son lo que llegan a las regiones más apartadas y a todo riesgo, informan sobre los logros y avances de los procesos de paz. Estos medios alternativos enfrentan con decisión la matriz informativa de los medios hegemónicos para intentar minimizar el impacto de una narrativa emocional e improvisada que deja de lado la difusión de información relevante con relación a los avances en la construcción de paz. La apuesta por la paz es duramente atacada en la radio, la televisión, la prensa escrita, las plataformas virtuales y redes sociales, en los que el gobierno no ha logrado impactar de manera positiva. Por ello, es importante replantear sobre qué y cómo se comunica especialmente en temas de paz, ya que existen muchos voceros con mensajes contradictorios.
Informar para la construcción de paz, requiere de investigación, de fuentes confiables, verídicas y, sobre todo, de contar con unos amplios conocimientos sobre el contexto social, político y económico que históricamente ha vivido Colombia, para aportar a los públicos el entendimiento necesario a la hora de tomar decisiones, evitando la polarización y favoreciendo la información para la paz con cautela, rigor y compromiso ético.
La ciudadanía tiene la tarea de ahondar en los contenidos que consume a través de los medios de comunicación y de contrastar diferentes fuentes para estar bien informada, ya que mientras más se desconoce, es más fácil caer en la desinformación que genera violencia. De allí la importancia de las redes sociales y la información alternativa, que ha logrado hacer contrapeso al monopolio informático de los grandes medios y se ha fortalecido gracias a luchas jurídicas como la librada por el exmagistrado de la Corte Constitucional Carlos Gaviria Díaz, que dio como resultado la Sentencia C-456 de 1997, en la que se puede encontrar que “los privilegios y aún los deberes éticos y jurídicos que al periodista incumben, derivan del ejercicio de su actividad y no del hecho contingente de poseer o no una tarjeta expedida por una agencia oficial”. He aquí una herramienta fundamental para que la sociedad se apropie de construir narrativas a favor de la paz.
Constitución Política de Colombia. https://www.constitucioncolombia.com/titulo-2/capitulo-1/articulo-20
AU – Díaz, Cecilia PY – 2020/10/19 T1 – Democratizar la comunicación: disputas y dimensiones. Resumen en Programa JDyD 2020
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Verón, E. (1983). Construir el acontecimiento. Los medios de comunicación masiva y el accidente en la central nuclear de Three Mile Island. Buenos Aires: Gedisa.