Dos años del proceso de diálogo entre el Gobierno Colombiano y el Ejército de Liberación Nacional -ELN- Avances y retos
Han pasado dos años desde que se retomó el proceso de diálogo de paz entre el Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional – ELN-. Tiempo suficiente para lograr avances significativos en el camino hacia la construcción de paz con justicia social. Se han pactado 28 acuerdos, entre los que se destaca la nueva agenda de diálogos denominada «Acuerdo de México«, documento clave que resultó de los primeros ciclos de diálogo y se convirtió en la hoja de ruta para las negociaciones. El acuerdo se enfocó en seis puntos fundamentales: (i) La participación de la sociedad en la construcción de paz; (ii) el fortalecimiento de la democracia para la paz; (iii) las transformaciones para la paz; (iv) el reconocimiento de las víctimas; (v) la finalización del conflicto armado, y (vi) la implementación de un plan general para ejecutar los acuerdos.
En lo que va del proceso, ya se firmó el acuerdo sobre el primer punto de la agenda, relacionado con la “participación de la sociedad en la construcción de paz”. Las partes firmaron el “Acuerdo N.28 sobre el desarrollo del proceso de participación de la sociedad en la construcción de paz”, con posterioridad a que el Comité Nacional de Participación (CNP) presentará una propuesta estructurada que incluye el modelo, el plan y una serie de recomendaciones orientadas a garantizar la inclusión activa de la sociedad colombiana en la Mesa de Diálogos, lo cual fue posible tras el desarrollo de 78 encuentros y preencuentros sectoriales, poblacionales y territoriales[1], que contaron con la participación de 8.565 representantes de organizaciones sociales de 30 sectores[2], así como de 3.217 organizaciones en las regiones de todo el país, 19 cárceles y la diáspora en 14 países de América Latina, Norteamérica y Europa.
Otro acuerdo de buen recibo por la sociedad civil y particularmente por las comunidades rurales en zonas en las que hace presencia el ELN, fue el Cese el Fuego Bilateral, Nacional y Temporal (CFBN), implementado desde el 3 de agosto de 2023, inicialmente por un periodo de 180 días, prorrogado luego por el mismo periodo y finalizado el 3 de agosto de 2024. Este cese fue crucial en la reducción de la intensidad del conflicto armado y las devastadoras consecuencias sobre las comunidades más afectadas por los impactos de la violencia. De ahí, que casi cuatro meses después de finalizado el cese, se siga exigiendo su reactivación y que ojalá de forma indefinida, de modo que se garantice la protección, seguridad e integridad para la población civil, como condición necesaria para su participación en el proceso de paz.
Del mismo modo, a través del “Acuerdo de Acciones y Dinámicas Humanitarias”, que parte del reconocimiento de la crisis humanitaria que padecen comunidades y organizaciones en los territorios en donde el conflicto se agudiza; y en la realidad que viven las personas privadas de la libertad en las cárceles colombianas en donde se ha reiterado por la Corte Constitucional un estado inconstitucional de cosas, es decir, una violación sistemática y masiva de los derechos de esta población. Los acuerdos derivados de lo humanitario han focalizado 8 zonas críticas históricamente marcadas por la violencia producto del conflicto armado, en los que se busca implementar medidas concretas para garantizar la protección de quienes habitan en estas regiones, promoviendo su seguridad, bienestar y el pleno ejercicio de sus derechos fundamentales. Para su implementación, se ha establecido que una comisión será responsable de diseñar un plan de acción que permita materializar estas medidas de manera efectiva, atendiendo las necesidades urgentes de las poblaciones más vulnerables en estos territorios. Desafortunadamente, y a pesar de la importancia y urgencia que reviste la implementación de las acciones humanitarias no se han logrado avances significativos, lo que se convierte en un desafío para la Mesa.
Desde el inicio de los diálogos, se acordó que todo lo pactado sería implementado de manera casi inmediata, por lo que estos acuerdos, y en sí, los 28 firmados, representan un avance y una muestra de la disposición de las partes para avanzar en el proceso de paz. Sin embargo, no todas las personas y gremios han asumido un compromiso para aportar a la construcción de paz, pues consideran que sus intereses individuales podrían verse afectados, por lo que, a través de los medios hegemónicos de comunicación por ellos controlados, han desplegado una campaña de desprestigio contra el proceso, casi desde su propio inicio.
En el mes abril se debía continuar el proceso con el séptimo ciclo de negociaciones. Sin embargo, el ELN congeló unilateralmente el proceso ante lo que denunció como reiterados incumplimientos de los acuerdos por parte del Gobierno. Ya el 18 de septiembre, el Gobierno decidió suspender unilateralmente los diálogos que el ELN ya había congelado, lo que prácticamente propinó un severo golpe a las esperanzas de paz.
Con todo, a pesar del congelamiento ordenado por el ELN y de la suspensión decretada por el Gobierno, en el mes de noviembre las partes se reunieron en dos ocasiones. La primera entre el 1 y 7, y la segunda entre el 19 y 25. En estas reuniones se abordaron las dificultades presentadas y se acordó hacer una evaluación del proceso para hallar caminos que permitan retomar las negociaciones y el cumplimiento efectivo de los acuerdos firmados, retomando los compromisos establecidos en la Agenda del Acuerdo de México y definir la continuidad del Cese el Fuego.
Los avances logrados durante estos dos años de diálogos reflejan un esfuerzo conjunto por construir una paz sostenible y transformadora para el país. Hay un compromiso de las partes por abordar las causas profundas del conflicto y responder a las necesidades de las comunidades más afectadas, las que también han podido sentar sus posturas haciéndose partícipes en el proceso. Los retos y las dificultades seguirán estando en medio del proceso, pero es ahí cuando la participación de la sociedad civil y de los países garantes debe llamar la atención a las partes y centrar nuevamente el foco del camino en reconocer la importancia del diálogo como herramienta para la reconciliación y la construcción de una paz con justicia social.
[1] https://x.com/DelegacionGob/status/1791253995979215154
[2] https://x.com/DelegacionGob/status/1794503896003682434