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Primer Encuentro Civil por la Paz, San José del Guaviare

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“Solo el respeto a todas las formas de vida nos traerá la paz.
Por un mundo con más árboles”

Organizaciones sociales, comunitarias, campesinas, indígenas, afrodescendientes, de jóvenes y mujeres del departamento del Guaviare y municipios del Sur del Meta nos dimos encuentro en San José del Guaviare con el objetivo de pensar desde la sociedad civil una hoja de ruta para la paz, estrategias concretas para generar garantías de participación en los recientes diálogos de paz y sus eventuales mecanismos de monitoreo y verificación.

Reconocemos la complejidad y los amplios significados que la paz conlleva. En estos territorios, cada persona lleva consigo cicatrices, tanto físicas como en lo más profundo de su ser, resultado de los conflictos armados, sociales y políticos. Por lo tanto, la construcción de la paz necesariamente debe abarcar niveles personales, familiares, comunitarios, departamentales y nacionales, y es un deber ineludible del Estado y  una necesidad apremiante para la sociedad en general.

Construir la paz es una tarea que concierne a todos y todas, un desafío que requiere una estrecha relación y coordinación entre la ciudadanía y el Estado. Para lograr una convivencia pacífica en el Guaviare y el sur del Meta, es esencial abordar de manera integral los problemas estructurales arraigados desde hace tiempo. Comprendemos que la paz no se materializa de la noche a la mañana; sin embargo, urge traducir nuestras intenciones en acciones concretas. La paz se edifica a través de la inversión social, las garantías de seguridad y la implementación de estrategias comunitarias de veeduría cualificada. Esta inversión social con enfoque diferencial, étnico, de género y territorial debe dirigirse hacia el acceso a la atención médica, la educación, el empleo y las vías para el comercio de productos locales.

Es responsabilidad del Estado llevar sus recursos, herramientas y soluciones a las comunidades, evitando que seamos los ciudadanos quienes debamos desplazarnos en búsqueda de la protección de nuestros derechos fundamentales.

En el tema ambiental, la paz no puede existir mientras nuestra selva, esa selva que nos pertenece, esté siendo destruida. La conservación de las selvas y parques nacionales naturales debe llevarse a cabo en colaboración con las comunidades campesinas e indígenas, guardias ambientales y demás formas de organización de las comunidades rurales.

En cuanto a las garantías de participación exigimos que se cumpla con la convocatoria amplia de todos los sectores sociales, comunitarios y políticos del departamento del Guaviare y sur del Meta, para que las voces de las mujeres, pueblos indígenas, afrodescendientes, campesinado, comunidad LGBTIQ+, infancias, juventudes, personas adultas mayores y población con diversidad funcional sean escuchadas, desde las diferentes veredas, corregimientos, municipios, resguardos, consejos comunitarios y barrios para compartir sus experiencias, realidades y necesidades. 

También exigimos recuperar el ecosistema selvático y generar procesos de reforestación para el cuidado del territorio; así como generar procesos pedagógicos populares con enfoque territorial con presencia en el departamento, que permita dar a conocer la estrategia de la Paz Total con justicia social, los avances de la misma y la inclusión de la sociedad civil en los diferentes mecanismos de participación.

Reiteramos la necesidad de garantías de seguridad para la ciudadanía que participa, así como la generación de un espacio de diálogo directo y sin delegación entre el gobierno nacional y la comunidad, sin incursión o participación de grupos armados legales e ilegales. 

Exigimos que en los nuevos procesos de participación , los grupos armados deben ofrecer verdad frente a la desaparición forzada y otros hechos victimizantes, “si no hay voluntad de ofrecer verdad no habrá paz”. Exigimos al Estado que nos garantice celeridad y efectividad en los procesos de búsqueda de nuestros seres queridos.

En cuanto a la comunicación e infraestructura en telecomunicaciones, exigimos que aumente la conectividad a internet en todo el territorio del Guaviare y sur del  Meta, así como el fortalecimiento e impulso de las emisoras comunitarias del departamento que permitan garantizar el derecho a la comunicación e información. 

Para tener la seguridad de participar en un nuevo proceso de paz, se debe cumplir con lo acordado en el 2016, por ejemplo el programa PNIS, cuyo incumplimiento en el departamento del Guaviare y sur del Meta ha generado crisis económica y humanitaria en la región.  

Así mismo, en este momento crucial, donde los diálogos con diversos actores y nuevas perspectivas están emergiendo en el ámbito social y político, es imperativo que los campesinos e indígenas asumamos un rol activo en las mesas de negociación. Proponemos, además, que el mecanismo de monitoreo y verificación se active a nivel local y regional, contando con la participación directa de las víctimas afectadas por el conflicto. Este proceso debe involucrar al campesinado, a las Juntas de Acción Comunal – JAC, pueblos indígenas y afrodescendientes, organizaciones juveniles, grupos ambientales, comunidades de fe, organizaciones defensoras de DDHH y mujeres, con legitimidad emanada de la base social y el conocimiento del territorio, sin perder de vista la protección de la vida y la integridad. Especialmente frente a un posible escenario de diálogo con el Estado Mayor Central-EMC.

Estos grupos sociales de base elegirán representantes cualificados e imparciales que conformarán un comité encargado de activar el mecanismo de monitoreo y verificación. Así, se requerirá un canal de comunicación seguro, directo y eficiente entre este comité de base social y los organismos internacionales responsables del monitoreo y la verificación.

Las personas de la sociedad civil que participen en el mecanismo de monitoreo y verificación deben contar con garantías de seguridad que protejan su vida e integridad física. En esto, el anonimato de quienes activen el mecanismo es esencial para proteger los derechos de estas personas y el acceso a los recursos técnicos y tecnológicos para desarrollar su labor de garante de la vida y de construcción de confianzas. 

Asimismo se requiere garantizar las condiciones materiales para la activación efectiva del mecanismo de monitoreo y verificación, dado que los hechos de violencia ocurren en zonas de difícil acceso que en muchas ocasiones no cuentan con señal telefónica o de internet, lo que genera dificultades para la comunicación entre el grupo de base social que activa el mecanismo y los organismos internacionales que lo encabezan. En este escenario, el transporte y los radioteléfonos serán elementos necesarios para la activación del mecanismo.

El monitoreo y verificación no se limitan a denunciar el incumplimiento del cese al fuego (paz negativa), se deben denunciar todo tipo de hostilidades y formas de violencia, así como el incumplimiento de los compromisos del Estado para superar las condiciones de precarización que nos afectan en la región de los llanos y la selva. Esto debe establecerse de forma clara en el protocolo que se construya en la mesa de concertación/negociación. Igualmente, debe priorizarse la verificación de los hechos de violencia en donde se vinculen niños, niñas y jóvenes.  

Finalmente, en este Encuentro lamentamos la ausencia de funcionarios con conocimientos y capacidad de decisión cuyos mandatos responden de manera total y directa a la construcción de paz. En los próximos escenarios exigimos el acompañamiento y participación de ministerios públicos, entidades de control y funcionarios estatales de nivel nacional y local capacitados para dialogar y transmitir la importancia de la Paz total y las formas como la sociedad civil pueda articularse con el Estado para construir paz.

Desde los resguardos, las veredas y los barrios, las organizaciones sociales y comunitarias, campesinas, indígenas, afrodescendientes y de jóvenes del departamento del Guaviare y municipios del Sur del Meta reafirmamos nuestro compromiso con la construcción de paz, seguiremos insistiendo para que nuestros llamados sean escuchados por todos los actores y para que el Estado vuelva su mirada a nuestros llanos y selva para atender las necesidades y exigencias que la construcción de paz precisa.

Este primer Encuentro Civil por la Paz en San José del Guaviare, nos motiva a seguir encontrándonos para construir más espacios de diálogo en torno a la paz  y la defensa del territorio y la vida.

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