Participación civil y cese al fuego, el nuevo panorama tras finalizar el tercer ciclo de negociaciones entre el Gobierno y el ELN
El pasado 9 de junio se realizó en La Habana, Cuba, la clausura del tercer ciclo en la Mesa de Diálogos de Paz entre el Gobierno Nacional y el Ejército de Liberación Nacional – ELN, ratificando las intenciones de ambas partes por lograr una transformación real en los territorios y regiones más apartadas del país, y en aquellos sectores que han sido vulnerados históricamente por el conflicto armado. En ese sentido, el ciclo finalizó con dos grandes logros encaminados a construir una paz completa y definitiva a favor y de la mano de la sociedad civil; el primero tiene que ver justamente con la participación de la sociedad en la construcción de paz, y el segundo, sobre el cese al fuego.
La participación de la sociedad en la construcción de paz estará regida por los Acuerdos de México, producto del segundo ciclo de negociaciones entre el Gobierno y el ELN, y nuevos acuerdos que surgieron durante este último ciclo, esto con el fin de construir una agenda de transformaciones desde una alianza social y política que conlleve a un Gran Acuerdo Nacional. Así se establece que la participación de la sociedad debe ser democrática para así vincularla de forma activa, propositiva, incluyente, deliberativa, vinculante y eficaz; y cuyo centro esté en la voz de las comunidades, pueblos y territorios urbanos y rurales, escuchando a la niñez, la juventud, adultos mayores, el campesinado y a las personas con capacidades diversas, a través de un enfoque de género y un enfoque étnico.
Si bien el proceso de participación se pensó desde los Acuerdos de México, este tiene una visión a 2025 la cual se compone de cuatro fases: 1) Diseño, precisando los criterios y alcances de la participación de la sociedad garantizando su papel central en el desarrollo de los temas acordados, la definición de metodologías y escenarios; 2) Diagnóstico y diálogo sobre democracia para la paz, para identificar y examinar los principales problemas que son causa del conflicto político, social, ambiental y armado para formular soluciones a través del diálogo; 3) Construcción de agenda sobre democracia y transformaciones, pactando políticas y un plan integral de transformaciones implementando proyectos específicos; y 4) Sistematización de resultados, los cuales se incluyen en el Plan de Ejecución de los Acuerdos de Paz con el ELN, punto de los Acuerdos de México.
Con la firma de los Acuerdos de Cuba y el cierre del tercer ciclo, se da inicio a la fase 1 sobre la participación de la sociedad, la cual tendrá un periodo de duración de cuatro a seis meses. Allí se concibe la creación del Comité Nacional de la Participación, el cual se espera esté coordinado por la Mesa de Diálogo y conformado por 4 miembros de la delegación del Gobierno, 4 miembros de la delegación del ELN, 80 integrantes de los 30 movimientos, pueblos étnicos, organizaciones, gremios e instituciones, entre otros actores y personal. El Comité debe desarrollar 8 encuentros territoriales para dialogar y proponer el diseño de la participación, garantizando la intervención libre y segura de todas las personas, comunidades y colectividades.
Por otra parte, las delegaciones acordaron un cese al fuego de carácter bilateral, nacional y temporal, lo cual es un alivió humanitario para todas las comunidades que claman por la paz en sus territorios, especialmente las de mayor conflictividad armada, las cuales serán priorizadas. Este acuerdo parte de la buena fe y la voluntad política como principios para prevenir y dar solución a los problemas que se puedan presentar. Para su inicio tendrá un proceso de preparación hasta el 5 de julio, fecha en la cual ya se ha de consolidar el canal de comunicación de ambas partes a través del Representante Especial del Secretario General de la ONU en Colombia; redactar los protocolos pendientes; iniciar actividades de pedagogía; y tener la preparación para poner en marcha el Mecanismo de Monitoreo y Verificación, conformado por delegados de las partes, de la Misión de Verificación de la ONU y la Conferencia Episcopal de Colombia.
Es clave avanzar en estos puntos para que así el 6 de julio se pueda ordenar el cese de operaciones ofensivas y finalmente el 3 de agosto se pueda implementar plenamente el acuerdo con el que ambas partes se comprometen a suspender operaciones ofensivas entre sí, incluyendo las acciones de inteligencia, aplicando la totalidad de los protocolos durante 180 días (6 meses) inicialmente. Los protocolos en mención se enumeran en: 1) Acciones específicas; 2) Evaluación, prórroga o suspensión del cese al fuego; 3) Mandato del Mecanismo de monitoreo y verificación; 4) Rol de la Mesa en el Cese al fuego; 5) Rol específico de la Iglesia Católica; 6) Seguridad y protección para integrantes del Mecanismo de monitoreo y verificación; 7) Seguridad para el ELN y lugares donde hace presencia; 8) Veeduría social y Mecanismos de protección humanitaria; 9) Pedagogía del acuerdo del cese al fuego; y 10) Comunicaciones.
Alcanzar estos dos acuerdos durante el tercer ciclo de negociación representa un avance significativo en la búsqueda por consolidar la paz, apostando por disminuir la intensidad del conflicto armado y la violencia contra las comunidades en todo el territorio nacional, y a cambio incentivar el desarrollo de acciones y dinámicas humanitarias. Quedan un par de meses antes de retomar el diálogo en el cuarto ciclo de negociación, el cual se prevé que sea en Venezuela a mediados de agosto, momento en el que se hará un balance del cumplimiento de los acuerdos pactados hasta ahora. Sin embargo, el llamado de la sociedad va más allá de esperar a un balance, e insistimos en el cuidado de estos valiosos acuerdos que no solo representan un avance sino también un alivio real y cese de la violencia para las y los colombianos, a quienes se les hace partícipes de forma activa en la construcción de paz.