Niños, Niñas y Adolescentes en el Postconflicto: El Enfoque Etario en el Acuerdo Final
Humanidad Vigente, en el marco de su trabajo por la defensa y promoción de los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes en Colombia, y como organización comprometida por adelantar un seguimiento al proceso transicional que está viviendo el país en virtud del acuerdo de paz alcanzado por el Gobierno Nacional y las FARC-EP en materia de niñez, se permite presentar una serie de reflexiones que suscita lo acordado, y los retos que representa el postconflicto para este grupo poblacional que ha sufrido de manera diferenciada y desproporcionada las consecuencias nefastas de las hostilidades en nuestros territorios.
Así, tres cosas deben ser rescatadas dentro del Acuerdo Final: i) el reconocimiento expreso, coherente y transversal, por ambas partes, de la afectación diferenciada que ha comportado el conflicto armado para niñas, niños y adolescentes, entendiéndoles y reconociendo la calidad de víctimas y las especiales circunstancias en que se vieron expuestos a las hostilidades, así como también, la necesidad de medidas de reparación, justicia, verdad y no repetición con especial atención a dicho enfoque diferencial etario; ii) la especial inclusión de niñas, niños y adolescentes en cada uno de los seis puntos del Acuerdo Final, donde el enfoque etario se encuentra presente en diferentes escenarios y contextos, que inciden directamente en los derechos de estos; y iii) una evidente voluntad por aceptar el fenómeno del reclutamiento ilícito como una especial afectación a la realidad de niñas, niños y adolescentes en el marco del conflicto, así como también de las medidas resarcitorias y de reincorporación derivadas de este. Ello constituye un paso fundamental para la contribución de los derechos de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición de las cuales goza la niñez víctima en relación con este tipo de vulneración diferenciada.
En este sentido, Humanidad Vigente valora positivamente el papel que ocupan niñas, niños y adolescentes en el Acuerdo Final, donde se estableció de forma transversal que estos constituyen uno de los ejes centrales de este histórico acuerdo. Esto en tanto lo pactado responde a las obligaciones internacionales, constitucionales y legales sobre la materia, que son coincidentes en resaltar el factor prevalente e ineludible que implica reconocer los derechos de la niñez en cualquier decisión que les competa, más aún cuando han sido, como lo reconoció expresamente el Acuerdo Final, víctimas diferenciadas del conflicto armado interno que vivió Colombia durante tantas décadas.
Hacemos un llamado frente a los desafíos que implica la implementación de todo lo acordado. En efecto, el escenario post acuerdo debe focalizarse, por un lado, en reconocer la complejidad de la vulneración histórica y estructural contra todas nuestras niñas, niños y adolescentes. Pero al mismo tiempo, debe concentrarse en intervenir cada uno de los escenarios que han permitido, en el marco del conflicto armado, que las hostilidades acentuaran la discriminación histórica. Ello requiere medidas transversales sobre la base de un análisis integral y prevalente, donde la justicia restaurativa sea la plataforma que conduzca a soluciones eficaces para superar las circunstancias de desigualdad y exclusión social que por años han afectado a nuestra niñez y adolescencia.