Los niños, las niñas y sus derechos cuentan
La Convención sobre los Derechos del Niño, que el 20 de noviembre cumple 25 años de adoptada, exige que cada Estado informe al Comité de Derechos del Niño la situación de la niñez en su país. De igual forma los organizaciones sociales pueden presentar un informe alterno al del Estado.
El pasado 16 de junio, en Ginebra (Suiza), durante la pre-sesión del Comité de los Derechos del Niño, organizaciones de la sociedad civil colombiana, un niño y una niña, en representación del Movimiento infantil por la defensa de los derechos de las niñas y los niños, presentaron su informe.
Se supo allí que en Colombia viven más de 17 millones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, un grupo significativo del total de la población, que supera los 45 millones de habitantes. Que en Colombia hay niños y niñas estigmatizados como peligrosos, problemáticos, desobedientes, delincuentes e inútiles porque no producen recursos, porque juegan y no son como los adultos.
Mueren por falta de comida en sus casas, pero también por efecto de la pérdida de la seguridad alimentaria en los campos y ciudades, y por enfermedades evitables. Un gran porcentaje es víctima del abuso sexual y la explotación sexual comercial. Son reclutados por los grupos armados como combatientes y las mujeres como esclavas sexuales o para oficios domésticos. También por efecto del conflicto armado, muchos niños y niñas del campo son víctimas de la violencia sexual, del desplazamiento forzado, de las minas antipersonales, sufren trastornos sicológicos y desarticulación familiar.
Tienen dificultades para participar porque la mayoría de los adultos no les permiten ejercer este derecho, no son consultados ni tenidos en cuenta para tomar decisiones.
El diálogo con los expertos del Comité también sirvió para solicitarles que recomienden al Estado cumplir con las políticas que ha creado para la protección de la niñez, que los funcionarios sean formados, escuchen y atiendan con respeto, que se cumplan las rutas de atención, protección y reparación, que vean a los niños y niñas como ciudadanos y ciudadanas.
Que haya mayor participación de niños y niñas, es decir, que puedan co-decidir con los adultos los programas, políticas y planes que se elaboran. Que se les escuche en los diálogos de paz y que se aplique la justicia, verdad y reparación a quienes han sido víctimas de la guerra. Que se invierta más en recreación en campos y ciudades por igual. Que se apliquen medidas para la prevención y sanción de la violencia sexual y las violencias contra niñas y niños. Que se respeten todos sus derechos porque los niños y las niñas cuentan.