Día de la Mujer, no basta con la conmemoración; urge tomar acciones para detener la violencia en su contra
Cada 8 de marzo se conmemoran las luchas históricas de las mujeres por la reivindicación de sus derechos y la exigencia de una sociedad más justa, con garantías reales de igualdad y libre de todas las formas de violencia. Sin embargo, a pesar de los avances normativos, la violencia contra las mujeres persiste, manifestándose en diferentes escenarios y con diversas intensidades.
Una situación que es el resultado de la ineficacia del sistema de justicia que no ha avanzado, o avanzado poco, en términos de protección y garantías para las mujeres. Las violencias siguen siendo naturalizadas y legitimadas, la implementación de enfoques diferenciales y de género continúa pendiente, y las rutas de prevención y atención siguen siendo insuficientes. Frente a este panorama, es evidente que no basta con la conmemoración; urge tomar acciones concretas y efectivas para detener la vulneración sistemática de los derechos de las mujeres.
Las lideresas sociales y defensoras de derechos humanos han abanderado una lucha incansable por la igualdad de género y la garantía de derechos alzando la voz, exigiendo ser escuchadas y contribuyendo a la transformación social territorial. No obstante, esta tarea sigue representando un alto riesgo para sus vidas y su integridad, en un país donde la violencia de género y la persecución a defensoras de derechos humanos sigue siendo una realidad alarmante.
Según el ‘Informe Anual del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos 2024’, la Oficina verificó 11 homicidios de defensoras de derechos humanos y uno de una mujer transexual, lo que representa una disminución del 21.4% y del 75% respectivamente, en comparación con los datos registrados en 2023[1]. Una tendencia similar se observa en los casos de masacres que involucran a mujeres, con un total de 26 víctimas, lo que representa una reducción del 43.4% frente a las 46 víctimas de 2023[2]. A pesar de la disminución reflejada en estas cifras, la violencia sigue siendo una amenaza constante y recurrente en los departamentos de Antioquia, Arauca, Cauca y Valle del Cauca, territorios históricamente marcados por el conflicto armado y la presencia de grupos ilegales.
La persistencia de estos crímenes evidencia que las mujeres siguen estando en riesgo, especialmente aquellas que defienden los derechos humanos y los territorios. Las desigualdades históricas, la desprotección estatal y las dinámicas de violencia que aún no han sido erradicadas, han legitimado la violencia de género en contextos de conflicto; mientras que la deuda en materia de garantías de protección efectiva para las defensoras, en la implementación de medidas diferenciales de seguridad y en el fortalecimiento de la justicia para evitar la impunidad de estos crímenes, sigue pendiente.
A través de la información recopilada en la base de datos de Humanidad Vigente, se reafirma la persistencia de la violencia de género en el país durante 2024. En este periodo se registraron 42 homicidios contra mujeres y 63 feminicidios, además de 149 casos de violencia sexual y 26 de explotación sexual, cifras que reflejan no solo la gravedad de las agresiones contra las mujeres, sino también la insuficiencia de las políticas de prevención y protección, especialmente en departamentos como Antioquia, Cesar, Tolima, Valle del Cauca y en la ciudad de Bogotá, donde las violencias se siguen manifestando de manera sistemática.
Sin medidas contundentes que aborden las violencias desde sus raíces y garanticen entornos seguros para las mujeres y niñas, la conmemoración del 8 de marzo seguirá siendo una fecha de resistencia en lugar de un símbolo de conquistas plasmadas en la realidad de todas. Este panorama exige respuestas concretas y urgentes del Estado para protegerlas. Es fundamental que, en conjunto con la sociedad civil, se refuercen las políticas de prevención, atención y sanción de la violencia de género, garantizando el acceso a la justicia para las víctimas y adoptando medidas efectivas de protección, especialmente en los territorios más apartados en los que la ausencia del Estado profundiza la desigualdad social.
Más allá de la conmemoración, la prioridad debe seguir siendo la protección de la vida e integridad de todas las mujeres, sin excepción, reafirmando el papel fundamental y rol protagónico que tienen en la construcción de una sociedad más justa y en paz, respaldando su lucha y resistencia por la igualdad y la reivindicación de sus derechos.
[1] https://www.hchr.org.co/historias_destacadas/informe-anual-del-alto-comisionado-de-las-naciones-unidas-para-los-derechos-humanos-sobre-la-situacion-en-colombia-2024/
[2] https://www.hchr.org.co/wp/wp-content/uploads/2024/02/02-28-2024-Colombia_infografia-informe-anual-2023.pdf