Adiós al Obispo de la paz
Monseñor Jaime Prieto Amaya fue un gran líder de la paz en el Magdalena Medio. Humanidad Vigente destaca el trascendental aporte en la defensa de los derechos humanos que emprendió como obispo de Barrancabermeja.
En noviembre de 1993, fue designado obispo de Barrancabermeja. Con su liderazgo inspirado en la Doctrina Social de la Iglesia fortaleció y fomentó las organizaciones campesinas, de mujeres y de trabajadores, promovió las comunidades de paz en esta región del país tradicionalmente azotada por el conflicto armado y abogó por las minorías marginadas.
Como guía de las comunidades del Magadalena Medio, sembró una cultura de paz que hoy replican organizaciones como la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (Acvc).
Como un hombre de paz fue presidente de la Comisión Episcopal de Seguimiento del Proceso de Paz con el ELN, naciente diálogo que comenzó en 1998 y terminó infructuosamente en 2002.
Tristemente el 25 de agosto de 2010 le llegó la muerte a Monseñor Prieto, quien desde febrero de 2009 se desempeñaba como obispo de Cúcuta, donde impulsó el Grupo Motor Binacional (Colombia y Venezuela), entre otras iniciativas de convivencia en la frontera. Falleció en Bogotá, donde estaba recibiendo atención médica.
La Conferencia Episcopal de Colombia señaló en su comunicado que el obispo, de 69 años, murió «luego de padecer una dolorosa enfermedad».
Monseñor estudió filosofía y teología en el Seminario Mayor de Bogotá, hizo cursos en el Centro Internacional de Sociología de Roma (CISIC) y estuvo en el Instituto Católico de París recibiendouna licenciatura en ciencias sociales.
El equipo de trabajo de Humanidad Vigente y las comunidades del Magdalena Medio con las que trabajamos conjuntamente, exaltamos la gran labor que por cerca de 15 años emprendió el por siempre recordado ‘obispo de la paz’, incluso en los momentos en que la situación sociopolítica presionaba y amenazaba para desistir.